Josefina Ramírez , de Antequera (Màlaga) Escritora y pintora, timida, sincera, soñadora, amante de la naturaleza, define a la vida como una escuela de iguales y no una competición de rivales. Comprometida, aboga por el amor, y el dialogo.
Autora de: El nacimiento de Diana
Como empezó todo?
-Desde pequeña me ha gustado leer. Para mí era toda una aventura sumergirme entre las páginas de los libros y perderme entre sus letras. Siempre he encontrado fascinante el poder que tiene el escritor para transmitir al lector tantas emociones y sentimientos, tantas enseñanzas, tantos sueños… Desde entonces he leído muchos libros y con cada uno de ellos un deseo escondido se ha ido abriendo paso a través de mí: ser capaz de compartir con los demás todo lo que esas páginas despertaban en mí interior. En el colegio me gustaba la clase de literatura, sobre todo cuando nos ponían de tarea una redacción o componer versos. En aquellos tiempos albergaba la ilusión de poder dedicarme a escribir. Llegué a tener un cuaderno con todos las poesías que había ido haciendo pero no se cuando ni donde se me extravió, al igual que mi sueño. Al hacerme mayor mi vida trascurrió por otros derroteros y me olvidé de mi pasión.
Se puede olvidar una pasión tan grande?
-Durante bastante tiempo mi válvula de escape fue la pintura. A través de ella intentaba comunicarme, soltar sentimientos. Intenté contar historias, mis historias, por medio de mis cuadros y poco a poco comencé a unir las dos pasiones, a lo que pintaba acompañaba unos versos que complementaban las imágenes, y así, sin apenas darme cuenta, la necesidad de sacar fuera de mí ciertas emociones me fue conduciendo de nuevo a la escritura haciendo renacer la antigua pasión. Un día me pidieron que escribiese la introducción de la revista de una Asociación de poetas que ese semestre estaba dedicaba a mi tierra, Antequera. En principio dudé, pero la idea de invitar a visitar la ciudad a la que más quiero me convenció. Fue un reto que conseguí con gran satisfacción y aquello me empujó a reunir fuerzas y comencé a recopilar todo lo que durante años había escrito como terapia, dándole forma. Cuanto más escribía más deseaba hacerlo.
-Desde pequeña me ha gustado leer. Para mí era toda una aventura sumergirme entre las páginas de los libros y perderme entre sus letras. Siempre he encontrado fascinante el poder que tiene el escritor para transmitir al lector tantas emociones y sentimientos, tantas enseñanzas, tantos sueños… Desde entonces he leído muchos libros y con cada uno de ellos un deseo escondido se ha ido abriendo paso a través de mí: ser capaz de compartir con los demás todo lo que esas páginas despertaban en mí interior. En el colegio me gustaba la clase de literatura, sobre todo cuando nos ponían de tarea una redacción o componer versos. En aquellos tiempos albergaba la ilusión de poder dedicarme a escribir. Llegué a tener un cuaderno con todos las poesías que había ido haciendo pero no se cuando ni donde se me extravió, al igual que mi sueño. Al hacerme mayor mi vida trascurrió por otros derroteros y me olvidé de mi pasión.
Se puede olvidar una pasión tan grande?
-Durante bastante tiempo mi válvula de escape fue la pintura. A través de ella intentaba comunicarme, soltar sentimientos. Intenté contar historias, mis historias, por medio de mis cuadros y poco a poco comencé a unir las dos pasiones, a lo que pintaba acompañaba unos versos que complementaban las imágenes, y así, sin apenas darme cuenta, la necesidad de sacar fuera de mí ciertas emociones me fue conduciendo de nuevo a la escritura haciendo renacer la antigua pasión. Un día me pidieron que escribiese la introducción de la revista de una Asociación de poetas que ese semestre estaba dedicaba a mi tierra, Antequera. En principio dudé, pero la idea de invitar a visitar la ciudad a la que más quiero me convenció. Fue un reto que conseguí con gran satisfacción y aquello me empujó a reunir fuerzas y comencé a recopilar todo lo que durante años había escrito como terapia, dándole forma. Cuanto más escribía más deseaba hacerlo.
Escribias para ti o para los demas?
-No sabría decir si cuando escribes lo haces para ti o para los demás. En principio creo que lo haces para ti. Algo que oyes o ves hace saltar una chispa dentro de ti y tienes que plasmarlo, puede ser una idea, una reflexión, una enseñanza o simplemente el deseo de compartir con alguien lo que sientes, sea alegría o dolor. Otras veces es el deseo de soñar y hacer soñar a los demás, y ahí es donde se convierte en algo que haces para ellos. El soñar sería aburrido si no lo pudieses compartir con nadie. A mi los libros me han dado mucho, me han enseñado, me han consolado, pero sobre todo me han hecho soñar. Ahora mi deseo más fuerte es seguir soñando pero intentando que los demás lo hagan conmigo, por eso no pasa un día en que me siente delante del teclado y cuente una pequeña historia que nos transporte al mundo más real y excitante que existe: el mundo de los sueños.
-No sabría decir si cuando escribes lo haces para ti o para los demás. En principio creo que lo haces para ti. Algo que oyes o ves hace saltar una chispa dentro de ti y tienes que plasmarlo, puede ser una idea, una reflexión, una enseñanza o simplemente el deseo de compartir con alguien lo que sientes, sea alegría o dolor. Otras veces es el deseo de soñar y hacer soñar a los demás, y ahí es donde se convierte en algo que haces para ellos. El soñar sería aburrido si no lo pudieses compartir con nadie. A mi los libros me han dado mucho, me han enseñado, me han consolado, pero sobre todo me han hecho soñar. Ahora mi deseo más fuerte es seguir soñando pero intentando que los demás lo hagan conmigo, por eso no pasa un día en que me siente delante del teclado y cuente una pequeña historia que nos transporte al mundo más real y excitante que existe: el mundo de los sueños.
Os dejo una pequeña muestra de su hermosa literatura
ROSAS PARA AURORA
Sé que te gustan las rosas rojas, así que este ramo es para ti. La belleza de cada uno de estos capullos solo es comparable a la amistad que nos ha unido, por ese motivo quiero dedicarte cada uno de ellos.
Uno por escucharme aunque tus oídos estén cansados; otro por consolarme, aunque tú no tengas consuelo; otro por acompañarme, aunque tú estés sola; otro por darme aliento, aunque tú estés agotada, otro por dedicarme tu tiempo, por tenerme paciencia… el más bonito por brindarme tu amistad, otros son para que te cuenten la felicidad que me produce saber que estás ahí, y los que quedan para que te aporten paz y sosiego, para hacerte feliz.
Uno por escucharme aunque tus oídos estén cansados; otro por consolarme, aunque tú no tengas consuelo; otro por acompañarme, aunque tú estés sola; otro por darme aliento, aunque tú estés agotada, otro por dedicarme tu tiempo, por tenerme paciencia… el más bonito por brindarme tu amistad, otros son para que te cuenten la felicidad que me produce saber que estás ahí, y los que quedan para que te aporten paz y sosiego, para hacerte feliz.
